LA FAMILIA EN LA ADOLESCENCIA
El estadio adolescente
implica un cambio fundamental en la forma de interacción de los padres y los jóvenes.
Este cambio es gradual y, contrariamente a la creencia popular, no lleva a una
ruptura completa de las relaciones. El papel central que los padres desempeñan
durante la adolescencia. Investigaciones recientes han indicado que el
conflicto dentro de la familia es menos frecuente de lo que se supone. Muchos adolescentes
se llevan bien con sus padres, y recuren a ellos para obtener guía y apoyo
cuando se enfrentan a problemas críticos en la transición a la edad adulta.
EL
DESARROLLO DE LA AUTONOMÍA
Se podría afirmar que el
desarrollo de la independencia, o autonomía, con respecto a las relaciones
familiares es una de las tareas clave para la adolescencia. Ser libres de la restricción parental, y
lograr el control sobre la propia vida, es la meta de todo joven. El paso
para este objetivo no es sencillo. Esto dependerá de las circunstancias de la
familia, del origen étnico y de las oportunidades culturales, sociales y económicas
disponibles en el ambiente. El género desempeñara también un papel, puesto que
la autonomía para las mujeres se interpretara de manera diferente a la de los varones jóvenes. La personalidad
del joven será importante, como lo será la situación de los padres y las
actitudes hacia el hijo o hija. También es probable que otros factores en la
familia, como el número y edad de hermanos, el rol de los abuelos, etc., tengan
un efecto sobre el camino que el adolescente tome hacia una autonomía adulta
completa.
Durante muchos años se
consideró que el enfoque psicoanalítico
proporcionaba ideas importantes sobre el desarrollo de la autonomía. Desde esta
orientación, se crea que la ruptura emocional con los padres era un
elemento fundamental del paso hacia la
independencia, y que a menos que se produjera separación y desvinculación no
era posible convertirse en un adulto maduro. Algunas investigaciones como las
de DOUVAN Y ADELSON indicaron que las relaciones entre los padres
y los adolescentes parecían ser mucho más positiva de lo que se habría esperado
si estas teorías fueran correctas.
También varios autores creyeron que era posible desarrollar la autonomía sin la ruptura que se había concebido en los primeros puntos de vista teóricos. Así
GERENBERGER sostuvo que la responsabilidad social que implicaba sentimientos de comunidad y proximidad a
otros iban de la mano con el desarrollo de la autonomía .YOUNISS Y SMOLLAR hablaron de
interdependencia un estadio durante el
cual tanto el padre como el
adolescente trabajaban juntos para
definir de nuevo su relación .En este estado se mantenía estrechos lazos, sí
que el crecimiento del individualidad del joven resultara amenazada.
GROTEVANT y Cooper
desarrollaron un sistema en cuatro pates para codificar los patrones
de comunicación familiar. En su sistema la individualidad se refleja en expresiones de separación y auto aserción, mientras que la conexión se manifiesta por medio de mutualidad y permeabilidad.
Los resultados de sus
estudios GROTEVAT y Cooper apoyan la idea de que con la exploración de la identidad adolescente y el desarrollo de las destrezas de adopción
de perspectivas, se asocia una combinación
efectiva de cohesión y separación.
A modo de ejemplo STEINBERG Y SILVERBERG desarrollaron la
escala de autonomía emocional:
- La “desidealización”, es decir has qué punto el joven ve al padre como falible y humano
- Los “padres como personas”, es decir, la compresión de que los padres son personas ordinarias que tienen vidas independientes.
- La “no dependencia “es decir, si relación con los jóvenes pueden averiguar cosas por sí mismo.
- La “individualización”, es decir el grado en que el adolescente se siente una persona a individual en su relación con el progenitor.
Los resultados de este
estudio mostraron un aumento sostenido en todos los aspectos de la autonomía entre los 10 y los 14 años de edad,
excepto para el segundo elemento (los
padres como personas) que mostró pocos
cambios.
Conviene señalar, que
después de los 14 años de edad parecía aumentar poco la autonomía. Lo que
indica que el cambio principal se había producido en los primeros años de adolescencia. FEIRING Y LEWIS (1993) encontraron
que, a medida que los adolescentes se hacen mayores, sus padres saben cada vez
menos de sus amigos.
En la década de 1990, el
debate con varios autores y sus diferentes trabajos prestaron más atención a la
significación de la autonomía para el ajuste del adolescente, todos puntuando
que las relaciones con los padres son una función esencial. La autonomía es
importante, pero también la conexión con los padres.
CONFLICTO
Y EL VACIÓ INTERGENERACIONAL
Una de las áreas que ha sido
objeto de mas investigación que la
mayoría es la relacionada con el
conflicto progenitor-adolescente. El discurso popular, esto se le conoce como “vacío
intergeneracional”. Lo que es especialmente interesante sobre este asunto es
que parece haber una divergencia clara de opinión entre los investigadores y el
público general. Por lo común, los padres y el público general creen que los
años adolescentes traen consigo conflicto y desacuerdo en el hogar, así como
opiniones ampliamente divergentes en asuntos como el sexo, las drogas y la
moralidad.
Por supuesto, hay familias
en las que existen relaciones con problemas entre los padres y los
adolescentes, pero también hay otras en las que se dan problemas en las relaciones
entre los padres y los niños más pequeños. Los estudios muestran que, cuando
hay dificultades serias en las relaciones progenitor adolescente, es muy
probable que haya habido dificultades graves durante la infancia (HAGGERTY y
cols., 1994).
Las investigaciones que examinan
los valores y las actitudes encuentran también más similitudes que diferencias
entre las generaciones. GECAS y SEFF (1990), por ejemplo, mostraron que los
padres y los adolescentes compartían creencias sobre el trabajo, los valores
religiosos y morales, y sobre los atributos personales que son importantes para
ellos. Por
supuesto, sería poco realista ignorar el hecho de que hay diferencias entre las
generaciones, tanto en función del gusto personal (por ejemplo, en la ropa, la
música, etc.) como en relación con las disposiciones de la vida diaria.
En varios estudios se ha
mostrado que cuanto mejor es la comunicación entre los padres y los
adolescentes, más probable es que los conflictos se resuelvan.
AMBIENTE
FAMILIAR Y DESARROLLO ADOLESCENTE
Al pensar en el ambiente
familiar y sus defectos sobre los
jóvenes, y su desarrollo, tenemos que
examinar el papel de los padres, y en lo
particular su estilo de educación. Principios de la década de 1970 Baumrind propuso por primea vez su
idea de que hay dos dimensiones, del
comportamiento educativo que es necesario distinguir, la sensibilidad de los
padres y su exigencia.
Los padres pueden variar en
exigencia y en sensibilidad, para dar cuatro tipos de comportamiento educativo.
Se puede clasificar a los padres como indulgentes,
indiferentes, con autoridad y autoritarios. Los padres autoritarios dan
gran valor a la obediencia y la conformidad. Es más probable que castiguen por
una mala conducta, y tienden a no fomentar la autonomía. Los padres con
autoridad son cálidos pero firmes.
Establecen normas y se atienen a los
límites, pero es más probable que den explicaciones y que razonen con el joven
a que castiguen. Los padres indulgentes (o permisivos) se comportan de una
manera benigna y aceptadora, pero esencialmente pasiva. Es poco probable que
establezcan normas o que tengan expectativas elevadas para sus hijos, y no ven
el castigo como importante. Por último, los padres indiferentes a menudo
reciben el calificativo de descuidados.
Ha habido numerosos estudios
de estilos de educación parental utilizando esta clasificación, y los
resultados son consistentes. Muestran que, en casi todos los casos, los niños y
jóvenes educados en familias con padres con autoridad puntúan mejor en una
serie de medidas, incluida la autoestima, la adopción de perspectivas y la
probabilidad de evitar comportamientos de riesgo, como tomar drogas, la
actividad sexual precoz, etc.
Los adolescentes educados en
hogares indulgentes a menudo son menos maduros, más irresponsables y más
sometidos a sus iguales. Como podía esperarse los que se educan en familias
negligentes o indiferentes son los que, corren mayor riesgo. Es probable que
sean más impulsivos y se impliquen en comportamientos de alto riesgo a una edad
temprana (FULIGNI y ECCLES, 1993; KURDEK y FINE, 1994).
CULTURA
Y ORIGEN ÉTNICO
Revisaremos
algunos estudios que han
investigado el papel del origen étnico en esta área. Una comparación que se hace a menudo es entre las diferencias
en el tiempo que se pasa en el entorno
familiar y la proximidad
emocional de los padres y adolescentes
en culturas diferentes. La comparación fue instructiva .En
argentina casi el 80% de los jóvenes en el intervalo de 15 y 16 años comunicó que comía con sus padres, mientas
que tan solo lo hacía un 35 % de la
muestra escocesa.
La cultura japonesa
proporciona un punto de comparación importante, puesto que, como GJERDE y SHIMIZU
(1995) señalan, el rol del padre difiere significativamente del que estamos
acostumbrados a ver en occidente. En Japón, la madre es la figura parental
central, y el padre está “ausente” durante la mayor parte del tiempo. Además,
se desaprueba cualquier expresión abierta de discordia, de manera que el
conflicto es difícil de manejar.
En pocas palabras, los
resultados mostraron que las relaciones
estrechas ente el adolescente y la madre
(cohesión elevada) eran adaptativas en la medida en que los padres estuvieran de acuerdo en materias
relacionadas con la socialización adolescente. Sin embargo, cuando la madre o
el padre discrepaban, la cohesión madre
–adolescente se relacionada con un mal ajuste .Como señalan los autores, estos resultados ilustran el
hecho del que el papel del padre es
sumamente significativo aun cuando este
lejos de casa y participé con poca
frecuencia en la vida familiar.
MADRES Y PADRES
Las diferencias entre madres
y padres en las relaciones con sus hijos adolescentes han sido un tema de
constante interés para los investigadores. Sin embargo, el cuadro que ha
surgido ha sido algo unilateral, puesto que casi todos los estudios han
comunicado que las madres proporcionan más apoyo, están más interesadas y se
comprometen más en la tarea de educar a sus hijos e hijas. YOUNISS
y SMOLLAR (1985).
Estos autores creen que los
padres son importantes estableciendo las metas a largo plazo, determinándolas y
proporcionando disciplina, y actuando como modelos de rol.
SHULMAN y SEIFFGE-KRENKE
(1997) señalan, la mayoría de los análisis de la paternidad en la adolescencia
tienen como punto de partida un modelo de “deficiencia”.
Como la madre es vista
como el progenitor más implicado, el padre es “deficiente” en alguna manera. Es
interesante que no todos los estudios comuniquen que los adolescentes están
insatisfechos con sus padres. Tanto en HANSON (1988) como en MONTEMAYOR y BROWNLEE
(1987), los jóvenes indicaron que se sentían satisfechos con el rol que sus
padres desempeñaban en su vida. Se realizaron entrevistas con los padres con respecto
a las conductas que fomentaban y disuadían. Los resultados mostraron que los
padres se veían a sí mismos como más implicados en fomentar conductas instrumentales
como la independencia y la asertividad, mientras que era más probable que las
madres estimularan las destrezas interpersonales y el compromiso con la
familia. HAUSER y cols.(1987) examinaron también esta cuestión analizando las interacciones
verbales mientras los progenitores y los jóvenes trabajaban en una tarea compartida.
Encontraron que los padres expresaban más interés y apoyo por las propuestas e
ideas de los adolescentes, mientras que las madres expresaban más habla limitativa,
que apoyaba menos al joven. Así, está claro que las madres y los padres aportan
estilos e intereses alternativos a la tarea de la educación. Sin un
reconocimiento de ambas contribuciones, no obtendremos un cuadro realista del
funcionamiento familiar durante la adolescencia.
DIVORCIO Y EL CAMBIO DE LA NATURALEZA DE LAS FAMILIAS
Nuestra comprensión de la
familia ha experimentado un profundo cambio durante la última parte de este siglo.
Actualmente, una proporción significativa de niños y jóvenes crece en familias
encabezadas por un solo progenitor o en las que se ha producido algún cambio en
la relación de los padres. Algunos estudios muestran también que las familias
monoparentales están en aumento, subrayando el hecho de que no son sólo las
tasas crecientes de divorcio lo que está en el fondo del cambio de las
estructuras de la familia.
Las actitudes y los valores sobre la familia están
cambiando también, especialmente en los grupos de menor edad.La primera cuestión que hay
que considerar es si el estadio evolutivo en el que se produce el divorcio
tiene alguna significación para el ajuste. Aunque es difícil estar seguros
sobre esto, porque muchos estudios confunden el momento del divorcio con el
tiempo que ha transcurrido desde que éste tuvo lugar, podemos decir que es
probable que a los niños pequeños les afecte de diferente manera que a los
adolescentes.
Una conclusión importante de
toda la investigación en este campo es que el divorcio es un proceso más que un
acontecimiento.
Resulta interesante que no
todos los autores crean que el divorcio es una experiencia negativa. Algunos
han sostenido que, para los adolescentes que han estado expuestos a un conflicto
familiar crónico, la separación de los padres puede venir como una liberación
(MCLOUGHLIN y WHITFIELD, 1984; MITCHELL, 1985).
Como se habrá puesto de manifiesto,
la investigación en este campo no siempre alcanza resultados consistentes. Esto
se debe en parte a que hay diversas dificultades en su ejecución. Muchas
familias no se sienten capaces o no desean compartir sus experiencias con los
investigadores, a causa de su propia angustia
o de temores respecto a que debatir la historia familiar afecte negativamente a los jóvenes.
La comunicación entre el
joven y los padres es crítica para el reajuste familiar; sin embargó, la investigación
muestra que en este momento los padres comentan poco a sus hijos sobre lo que
sucede (MITCHELL, 1985).
LA
EDUCACIÓN DE LOS ADOLESCENTES
El tema de la educación
parece recibir más atención hoy que en décadas anteriores.
Una diferencia importante
entre los padres de adolescentes y los de niños más pequeños tiene que ver con
la incertidumbre acerca del papel de la educación. Para los padres de niños
pequeños, hay poca dificultad en la definición de los roles y las
responsabilidades, sin embargo, no ocurre así en los padres de adolescentes.
los padres de adolescentes no tienen una idea clara de lo que se espera de
ellos en relación con el control y la supervisión, el establecimiento de
límites para un adolescente de 14 años, o la regulación de las tareas escolares
o la cantidad de televisión que es admisible.
La mayoría de los padres se
sienten desorientados en estas materias, lo que lleva a un descenso de la confianza
en sí mismo, mayor ansiedad y una educación menos efectiva (COLEMAN, 1997b).
Pero en realidad, hay muchos datos en las publicaciones que se pueden utilizar
para guiar y ayudar a los padres de los adolescentes.
Se puede dar un ejemplo
final de cómo utilizar la investigación para ayudar a los padres en el
desarrollo de estrategias efectivas con este grupo de edad. La noción de
control percibido la exploraron primero BUGENTHAL y colaboradores en su trabajo
con familias en las que existían malos tratos (BUGENTHAL y cols., 1989), y se
desarrolló más en GOODNOW y COLLINS (1990), un texto clásico sobre educación.
La idea de control percibido llega al centro del dilema de la educación.
Esencialmente, se propone que cuanto mayor sea la percepción de los padres de
que ellos tienen el control, más efectivos serán dirigiendo el ambiente de
atención al niño y proporcionando una disciplina con autoridad, en lugar de autoritaria.
Cuando los padres ven que
pierden el control sobre el comportamiento del joven, es probable que hagan una
de dos cosas. Pueden volverse más ansiosos
y acudir a un uso cada vez mayor de la disciplina coercitiva.Este grupo de padres es el que
tiene más posibilidades de utilizar métodos físicos de castigo, y todos los
datos muestran que los resultados para las familias en que se utilizan estas
estrategias no son buenos. Por otra parte, los adultos que tienen un control
percibido bajo pueden deprimirse y desarrollar una sensación de indefensión
sobre su rol de padres. En estas situaciones, ambos progenitores tienden a
rendirse y dejar que sus hijos adolescentes sigan su propio camino, mostrando
estilos de educación permisivos o indulgentes.
Las
publicaciones aportan muchas ideas que podrían servir de ayuda para los padres
de hijos adolescentes, sin embargo, pocos son conscientes de esto. Incluso los
que tienen acceso a esta información podrían dudar de cuánto apoyo podría
representar está en la rutina diaria desarrollada entre disputas y gruñidos
sobre las tareas escolares para casa, las habitaciones sin arreglar, los
hábitos de alimentación, la cantidad excesiva de televisión, etc.
JUEGOS Y PELÍCULAS PARA LA CONVIVENCIA
FAMILIAR
1. La moneda
Para este juego necesitas
una moneda y una venda o pañuelo. Primero se le vendan los ojos a uno de los
participantes. Luego, el resto se sienta en una rueda y colocan al vendado en
el centro de la ronda. Comienzan a cantar una canción mientras se pasan la
moneda de mano en mano. Cuando termina la música, la persona que quedó con
moneda en mano en ese momento, la esconde en su puño y coloca ambas manos
cerradas en la espalda. El resto de los participantes coloca sus manos de esa
forma también; entonces, el que esta vendado no sabe quién esconde la moneda y
deberá adivinarlo. Si no lo adivina, tendrá un castigo: cantar una canción,
saltar en un pie u otras ideas graciosas que se les ocurran.
2. Dígalo con mímica
Este juego, además de ser un
clásico, es muy divertido. Se dividen en dos equipos. Un miembro pasa al frente
y debe representar con gestos una película. El resto de su equipo debe
adivinar. Si lo hacen, se ganan un punto y siguen jugando. Cuando pierden,
sigue la ronda con el otro equipo.
Buscando
a Nemo (2003)
El pececillo Nemo, que es
hijo único, es muy querido y protegido por su padre. Después de ser capturado
en un arrecife australiano va a parar a la pecera de la oficina de un dentista
de Sidney. Su tímido padre emprenderá una peligrosa aventura para rescatarlo.
Pero Nemo y sus nuevos amigos tienen también un astuto plan para escapar de la
pecera y volver al mar.
Señora Doubtfire, papá de por vida (1993)
Daniel Hillard es padre y
esposo. Sus hijos lo consideran un padre maravilloso, pero su mujer está
cansada de que se comporte como si también él fuera un niño. Tras un
accidentado divorcio, aunque lucha con todas sus fuerzas para conseguir la
custodia de los niños, el juez no se la concede. Decide entonces hacerse pasar
por una señora mayor para poder ser, al menos, la canguro de sus hijos.
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